jueves, 22 de mayo de 2014

Ahora me parece raro leer lo último que escribí "me han invitado a una página que se llama Facebook..."


He estado revisando las pocas entradas que hice cuando inauguré mi blog "una chica normal, ¿o no?" y lo primero que he hecho es cambiarle de nombre  porque es totalmente cierto: si no se ríe uno... Lo siguiente que he estado revisando ha sido lo que escribía a mis 33 añitos y  no me puedo creer que hayan pasado 6 años desde que me agregué al Facebook porque todavía sigo entrando cada día a ver qué se cuenta la gente (y a jugar un rato al Candy Crush, por supuesto)

Siempre quieres creer que eres un poco "distitnto a los demás". Te hace sentir importante. Lo cierto es que soy tan borrega como todo el mundo, porque subo mis fotos, le pincho al dichoso "me gusta", felicito a los cumpleañeros cada año, y juego a esos juegos: primero fue el acuario, luego la granja, después a las búsquedas y, finalmente al más universal, al Candy. Bueno, reconozco que ese no es el último, ya que me he quedado atascada en la pantalla cuatrocientos y pico y ahora fulmino pimientos en otro juego en lugar de caramelos. Lo peor de todo, es que ahora no sólo tengo mi ordenador fijo en la oficina y mi portátil en casa, sino que también tengo una Tablet que me regalaron cuando compré mi Smartphone y, como todo el mundo, no puedo evitar tener también instalado el Facebook en mis dispositivos móviles y tampoco puedo evitar tener instalado el también dichoso Whatsapp. Lo dicho, de "distinto a los demás" nada de nada. 

Como últimamente mis ojos no dan más de sí (como cuando jugaba al Tetris, el primer juego que me instalé en mi primer ordenador y que provocaba que soñara con fichas cayendo...no digáis que no os ha pasado), he pensado que tengo que desintoxicarme un poco de todo esto y volver a retomar una de las cosas que mas me gusta hacer, escribir. Y paradójicamente, escribir en una página que está colgada en internet es un gesto mucho más privado que cualquier otra cosa que haga durante el resto del día.

Ayer me volvieron a asaltar en el wasap. Ahora, sin comerlo ni beberlo, tengo un grupo con las madres de los compañeros de clase de mi hija, a la que ni siquiera dejo acercarse a mi teléfono. Resulta que también tengo que contribuir a comprar un regalo a la profesora de la niña cuando se incorpore de su descanso por maternidad. Ya vamos soltando pasta...

Pero esto no es nada. El otro día me mandó un mensaje alguien de la que no había oído hablar en mi vida y que resultó ser la amiga de mi cuñada (que se casará este verano) y está organizando su despedida de soltera, así que ahora voy a pagar a un bonito curso de repostería, con un bonito delantal serigrafiado, una cena con un grupo del que solo conozco a dos personas, y para más "inri" hay que arreglar mi casa de arriba a abajo porque tendré que alojar a su prima ese fin de semana y que así mi cuñada no sospeche de la sorpresa que la estamos preparando. Seguimos soltando pasta...

Vamos, que si alguien piensa que tiene una buena tarifa de fibra y otra buena tarifa de datos móviles, que se entere de una vez, SIEMPRE PAGAS. 

Y es que, si no estás conectado, actualmente eres un raro y, si eres como yo, que se te acaba la batería y no la recargas hasta el día siguiente, o si no tienes el móvil a mano dentro de casa, o si cuando te has acordado de cargarlo te lo dejas en casa, resulta que te cae la del pulpo porque nadie puede localizarte (aunque no sea cierto, ya que estoy siempre localizable en el fijo de la oficina o en el fijo de en mi casa). Claro que no he podido aceptar el evento en el Facebook o no he contestado a un mensaje que supones que voy a leer inmediatamente. Es lógico. ¿o no? 

¡Qué a gusto me he quedado! Ya sé que no ha sido muy divertido, pero necesitaba explayarme y, como nadie leerá esto...