Hace un par de días vivía yo felizmente hasta que, sin anestesia ni nada, aparece un sobrecito en la mochila de la niña. Ya los tengo bastante vistos, son pequeños y con un nombre escrito a mano en la parte exterior. Antes de abrirlo, sé lo que me voy a encontrar, una de esas tarjetitas preimpresas con globos de colores a un lado y en el otro el formulario que ha rellenado la madre (porque siempre es la madre quien se encarga de estas cosas). Ya no hay duda, invitación a un cumpleaños para dentro de tres días.
Antes de ser madre pensaba que los cumpleaños en época escolar se celebraban dando al niño una bolsa de caramelos (actualmente serían sin gluten y sin nada que pueda causar cualquier tipo de alergia) para que reparta entre los compañeros de la clase y, luego en casa, invitando a una "merendola" a unos pocos amigos del homenajeado, soplando unas velas y recibiendo unos cuantos regalos. Pues resulta que no. La cosa no va así. Sólo hay que seguir unos sencillos pasos.
Ahora los cumpleaños se celebran invitando a todo un batallón de niños, que generalmente es la clase del colegio entera y, dependiendo de la época del año se celebra en un parque de bolas, un centro lúdico, un burger,...en fin, algún sitio donde aglutinar entre 20 y 30 niños durante un par de horas.
Inmediatamente después de descubrir el sobre lo que hay que hacer es ir a buscar el teléfono y mirar el whatsapp. En el grupo de madres de la clase (y muy poquitos padres, lo aseguro) en el que te has preocupado de incluirte en cuanto ha empezado el curso escolar, ya hay 25 mensajes sin leer. Todas las madres están comprobando que, efectivamente, hay cumpleaños a la vista y están todos invitados. No siempre es así, como en este caso, y el dichoso niño ha invitado a todos menos a tres o cuatro, cuyas madres están el grupo de whatsapp, y buscan impotentes el sobrecito dentro de la mochila, pero no aparece. Entonces se crea una situación embarazosa para ella, ya que todas hablan del cumpleaños y ella tiene que decir que su hijo no va. Lo lógico es, que si la organizadora del cumpleaños sabe que no todos van, cree un grupo específico para esto y deje el grupo de la clase en paz. El niño y su madre no se sentirán apartados.
Pero el tema del whatsapp no termina aquí. Siempre hay una madre muy ocurrente que dice: "chicas, ¿Qué os parece si ponemos todas dinero y hacemos un regalo en común? Justo después, lluvia de respuestas: estupendo, genial, montón de dedos levantados, contad conmigo, y conmigo y conmigo...y así un rato. Y lo inevitable ¿Qué os parecen 5 € por niño? Y ahí empiezo a calentarme.
Una celebración de este tipo, si es en un parque de bolas, cuesta alrededor de 12 € por niño, que multiplicado por 20 niños, nos da un total de 240 €, tarta de cumpleaños aparte. Siempre se dice que cuando vas a una boda, lo mínimo que tienes que gastarte en el regalo es el coste del cubierto. Me parece que 5 míseros euros, no llegan ni a la mitad. El regalo, de unos 100 € estará bastante bien, pero sólo recibirá uno. Como no le guste...
Llega esa noche, a falta de dos días y nadie ha dado el paso. El whatsapp se ha quedado mudo. Me parece que oigo a los grillos: cri-cri, cri-cri... A todos les parece muy bien lo de los 5 euros pero, ni la que propuso lo del dinero, se ofrece para ir a comprarlo. ¡Tendremos morro! Ya, ni en eso nos vamos a esforzar.
Esta mañana, una madre con conciencia, ha dado el paso. Palabras textuales: "bueno, ya que nadie dice nada, yo lo tengo un poco mal, pero intentaré mañana al mediodía ir al Corte Inglés a comprar el regalo. Si alguien se ofrece no hay problema". De pronto, el whatsapp ha vuelto a revivir: gracias, eres un sol, estupendo, genial.
La celebración es mañana y para nosotras, las madres de los niños, no nos queda nada más que ir, dejar a nuestro hijo, pagar los 5 €, irnos a donde nos dé la gana y, dos horas después volver para recogerle. Siguiendo estos sencillos pasos, hemos pasado el trance del cumpleaños. Así, uno tras otro, vamos celebrándolos todos. Al final, acabas confundiendo unos con otros, es inevitable.
Por un lado, me parece normal que las madres actuales, que trabajan fuera de casa y casi no tienen tiempo, no quieran meterse en el follón de organizar una pequeña celebración en casa, pero por el otro, me parece tan impersonal, que ni los niños se acuerdan de a qué cumpleaños van.
En esta ocasión, sólo me han dado tres días de margen y mi hija sólo se quedará un ratito, pero lo habitual es que no me incluya en lo del regalo conjunto y me vaya con mi hija a una tienda de juguetes. Le pregunto cómo es el niño que va a celebrar el cumpleaños y le hago pensar en qué regalo podría hacerle ilusión. Suelo gastarme entre 12 y 15 €, en algo de Spiderman, Playmobil, Pinypon, Princesas...y mi hija se encarga de entregar al niño su regalo personalmente y ver su reacción al abrirlo. Lo normal es que acierte y el cumpleañero quiera inmediatamente abrir la caja para empezar a jugar con él. A nosotras ésto, nos hace más ilusión. Por lo menos se personaliza un poco.
Tengo la suerte o desgracia de que el cumpleaños de mi hija sea en verano. Hasta la fecha, he organizado todos los cumpleaños en el jardín de mi madre (también tengo esa suerte), adornando yo misma el jardín con globos y guirnaldas. También he puesto sandwiches, mediasnoches, gusanitos, patatas, tortilla, empanada...en fin, una gran merendola. Cada año invento un entretenimiento distinto para los niños. Un año fui hice juegos con ellos, otro año una animadora, otro año un pequeño castillo hinchable...Los padres, se quedan en casa también merendando, charlando y disfrutando de la reunión. Es bastante trabajoso, pero creo que merece la pena porque tanto mi hija, como sus invitados, están deseando que llegue el día.
Si fuera en invierno, creo que tampoco invitaría en casa. Tanto el cuarto de la niña como el salón son algo pequeños. Tampoco invitaría a toda la clase. Seguramente buscaría algún sitio donde pudiera reunirse con sus amigos más allegados.
Han pasado unos días del cumpleaños del compañero de clase de mi hija. Quedé gratamente sorprendida, porque aprovechando el buen tiempo, se llevó al retiro unas mesas, cosas para picar, sandwiches, minihamburguesas preparadas por ella...¡Una merendola! Además sus familiares se disfrazaron e hicieron juegos con los niños. Fue estupendo. A lo mejor están cambiando las tendencias...